Que largo el reloj que cae
para encontrarse con la llegada
del despertar frió en la mañana
haciendo que todo pase.
Languideciendo las fuerzas
de los nervios que despiertan
cerrando a viejas puertas,
insensatos tras las verjas.
Como oscuro retrato enfrente
no hay rostro, solo mirada
fija, de triste y demente.
Esta es la hora, y quemada,
los verdugos del consciente
se llevan la vida, inexistente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario