miércoles, 3 de diciembre de 2008

Herida

Del metal roto, su punzocortante filo
me ha abierto el dedo
y la herida se esconde tras la sangre
mientras mi pulso la deja correr.
Mis pequeñas plaquetas ,alarmadas,
buscan el borde desgarrado
tapándolo.
Pero nunca son suficientes,
yo no dejo de sangrar
tras los movimientos desesperados de mi mano
se va formando el charco
volviendo rojas mis huellas
volviendo blanca mi piel.
¿Qué sera de mi?
Cuando mi vista nublada,
victima de mis equilibrio
solo se encuentre con el suelo.

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