Quiero del viento egoísta su frescura.
De los cantares matutinos la ilusión,
de un atardecer dorado.
Del cielo su infinito,
para vagar por las nubes eternamente.
De la tierra su fecundidad,
con el agua y la sal las raíces inundaran el tiempo
de grandes bosques frondosos y paz.
Quiero un silencio profundo,
cual precipicio marino,
que me deje escuchar, que me deje sentir.
...
De lo que busco, nada encuentro,
y por eso pretendo vivir soñando.
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